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Diego Licio: “Si somos caros, hay que bajar el salario real”
15 febrero, 2019
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Diego Licio, Presidente de la Cámara de Zonas Francas del Uruguay

Entrevista a Diego Licio, Presidente de la Cámara de Zonas Francas del Uruguay
A juicio del nuevo presidente de la Cámara de Zonas Francas del Uruguay, Diego Licio, la normativa laboral en Uruguay se debe modernizar para atender asuntos como la productividad. Según dijo en entrevista con Empresas del Uruguay, la “rigidez” laboral en el país hace que los márgenes de las empresas se acorten y, en una coyuntura desafiante, la mayoría de los empresarios estén “obsesionados” con reducir su plantilla. Además, afirmó que, si Uruguay se mantiene caro con respecto a Argentina y Brasil, no se debería mantener el salario real: “hay que bajarlo, si queremos que la gente no se quede sin trabajo”. 

Licio es contador público y tiene un máster en derecho tributario. Su vínculo con las zonas francas surge a partir del trabajo en Guyer & Regules y Grant Thorton, desde donde ofrece servicios profesionales de asesoría y consultoría a empresas que operan en zonas francas. Está vinculado a la Cámara de Zonas Francas desde hace 10 años, primero como asesor, luego director y desde octubre de 2018 como presidente de la gremial. Además, desde el punto de vista profesional estudió en profundidad al régimen, escribió un libro sobre las zonas francas (“Zonas Francas en Uruguay”. Régimen legal e impositivo. Actualidad Normativa y Casos Prácticos), su funcionamiento y las partes grises desde el punto de vista técnico que en ellas conviven. De manera complementaria también se ha vinculado a otros sistemas como puertos libres y aeropuertos. 
Desde ese rol, de forma permanente está cerca de empresarios que desarrollan negocios, de quienes gestionan las zonas francas y desde ese lugar observa el negocio. 
Lo que sigue es la entrevista que mantuvo con Empresas del Uruguay.

¿En qué momento se encuentran las zonas francas en Uruguay?
Una cosa es la situación económica general del país, y otra cosa son las zonas francas. Todavía los números de 2017 y 2018 no los tenemos. Para tenerlos, se hace una encuesta anual por parte del Instituto Nacional de Estadística que es obligatoria y tiene penalidades si no se contesta por parte de todos los usuarios de zonas francas y desarrolladores. Allí se sondean un montón de datos económicos, empleo y demás.
Recientemente transmitimos modificaciones legislativas y reglamentarias, y en ese evento el Ministerio de Economía adelantó algunos números sobre el relevamiento de 2016.

Y esa diferencia que hace entre la economía en general del país y las zonas francas, ¿es de más prosperidad a favor de ese régimen?
Puede ser o no ser más próspero el panorama dentro o fuera de las zonas francas. Todo depende de la industria, el tipo de bienes o servicios que se venden y de los clientes que tienes. Las zonas francas están enfocadas a trabajar hacia el mundo y no hacia Uruguay. Hay algunas, sobre todo del interior, que se enfocan más a trabajar hacia adentro, con la importación de productos de distintas partes, los llevan a centros de distribución, los envían a los free shop y al interior del país. Por lo tanto, estas dependen más del mercado interno. Pero otras como World Trade Center, Aguada Park o Zonamérica las cuales exportan muchísimos servicios al mundo, y también bienes en el caso de Zonamérica.
Cuando estás vinculado hacia el mundo, a veces no estás tan restringido por las variables económicas locales y los avatares de la economía local. Es posible diversificarse mucho más en ese sistema, así como los exportadores de Uruguay pueden hacerlo en otros mercados. Pero a veces, al igual que los exportadores que compran y procesan en el mercado local, tienen otra carga tributaria.
Allí hay alguna ventaja de competitividad y las empresas de zonas francas dependen de cómo se muevan. Porque lo tributario es uno de los “N” factores que inciden en la inversión. Hay que gestionar muy bien las cosas, no solamente por tener una barrera tributaria bastante menor significa que te va a ir bien.

¿Cómo observa la coyuntura re-gional y mundial en 2018?
El mundo está bastante complicado en estos momentos, por distintos motivos. Porque la tasa internacional de intereses está subiendo y por eso se hacen mucho más exigentes los inversores a la hora de venir en mercados en vías de desarrollos como los nuestros, porque tienen una oportunidad de invertir a riesgo cero a la tasa de diez años del tesoro de Estados Unidos, a una tasa de 3,2% que para hacerlo en Uruguay tienes mil dolores de cabeza, básicamente. Y mientras esa tasa sube, cuanto más le paguen afuera, menos atractivos nos volvemos nosotros. Esa es una de las variables que juegan en contra de traer inversiones hacia estos países.
Otra es que los principales productos exportables, que son más commodity en la composición relativa que en otros países, no están en precios de los últimos 15 años, sino mucho más bajos. Ya desde 2014 esto se viene desacelerando.
Hoy en Uruguay, en general, la rentabilidad de los empresarios uruguayos está muy apretada, por decir lo menos y algunos incluso perdiendo plata. Obviamente habrá quienes ganen, pero en términos generales está complicada la situación. El crecimiento del PBI en Uruguay, si se descompone, dice que es 2,5, pero en realidad es 2,1 y esa cifra está explicado en las telecomunicaciones en 1,1. O sea que hay muchísimos sectores que son los que ocupan más personas, que están más complicados en la rentabilidad, es decir, creciendo cero, o algunos decreciendo. Y esos son los que dan más empleo, porque Whattsapp no da empleo, las telecomunicaciones crecen al 6% pero eso no es lo que genera ingresos para los uruguayos.

Hay muchos sectores que están aguantando como pueden hasta que pase el temporal, ¿lo observa de esa forma?
Es así, pero lo hacen los que pueden.

En ese contexto, ¿cómo encajan las zonas francas?
Al tener una diversificación de mercados más relevantes, o al ser multinacionales que se instalan en el país para distribuir en la región y demás, no están tan dependientes de la economía uruguaya. Por lo tanto, si estas exportando productos a China, que crece a 6%, igual te va a ir más o menos bien.
En definitiva, hay una diversificación mayor que implica un riesgo menor y presión menor. De todas formas, la guerra comercial entre Estados Unidos y China, otro gran nubarrón que hay en el mundo en la economía actual, que le hace bien a Estados Unidos, pero mal en el corto y mediano plazo a la economía mundial. Tampoco las zonas francas están exentas de riesgo de que se complique la salida de sus productos.

¿Qué coyuntura local favorece o perjudica a las zonas francas? Por ejemplo, el dinamismo del mercado laboral y la oferta de personal, ¿se puede aprovechar por las em-presas de ese régimen?
Sí, por supuesto. Las zonas francas se rigen por todo y en todo, por las leyes y normas de la economía de mercado del Uruguay, y es importante esto porque hay gente que piensa que las zonas francas están como fuera del país, cuando en realidad tiene una exoneración tributaria a la importación de mercaderías, mientras los productos no entran a territorio uruguayo, si lo hace, está gravada.
Se le aplican las mismas regulaciones del Banco Central para las financieras, de Salud Pública para las del rubro, laborales, de lavado incluso intensificadas, las regulaciones de presentar balances y financiera auditada, cosa que son pesos burocráticos y costos que no tienen las empresas locales.
En definitiva, tienen una carga de contralor igual o superior en algunos casos a las empresas que operan en el país. Hay gente que me llama para consultar si aplican los consejos de salario en las zonas francas. Claro que sí, igual que en cualquier otra parte del país. ¿Hay sindicatos? Por supuesto. A todas le aplica lo mismo.
Y si en el mercado local desde 2014 hasta ahora se han perdido 63 mil empleos aproximadamente, obviamente buscan trabajo y las zonas francas serán un lugar más que pueden o no contratar. La pregunta que debemos hacernos es si esas 63.000 personas son de baja capacitación, alta o media.
En general las zonas francas demandan talento calificado, porque generan satélites que ponen en órbita, por decir un ejemplo. Lo mismo con fármacos y otras de alto valor agregado. Y todas demandan gente muy formada, que en general no es la que se está quedando sin trabajo en Uruguay.

¿Impacta de alguna forma el fenómeno inmigratorio en la mano de obra de las zonas francas?
No tengo estadísticas disponibles, pero tengo entendido que la gran mayoría de personas que llegan de países con situaciones difíciles es gente bastante calificada, y si lo son van a tener mucha más posibilidad de no ser alcanzados por la robotización y la sustitución que hace la tecnología más vulnerable a eso.
En Uruguay hay una gran masa de la población, cerca de 70%, que solamente tiene primaria, y eso las hace muy sustituible por la tecnología. Entonces si Uruguay no ataca ese problema, vamos a tener problema de qué trabajo le damos a esas personas. Vamos a tener que generar oportunidades en la construcción y en áreas donde esas personas puedan ocuparse y resolver ese problema social.
Yo creo que la inmigración calificada siempre es buena, y todos los países exitosos en el mundo han recibido inmigración. Los inmigrantes son un apalancamiento para que crezca el país, hasta cierto límite y con regulaciones. Pero si nos enfrentamos al automatismo, sustitu-ción e inflexibilidad del sistema laboral, todo empresario que abre un emprendimiento lo primero que dice es: “quiero contratar la menor cantidad de gente”. Lo más calificada posible, y la menor posible, automatizar lo más posible.
Hoy se prefiere invertir en tecnología que contratar gente, ese es el razonamiento del empresario totalmente unánime. Eso marca el camino de los próximos cinco o diez años por dónde va a ir. Hay que formar y reconvertir a todas las personas que tenemos para ocuparlas en industrias lo menos sustituibles posibles.

Las zonas francas en números
En Uruguay hay zonas francas desde 1923. En la actualidad operan 12 zonas francas, con actividades principales como: centros de servicios compartidos, servicios financieros, call center, tecnología, software, logística y distribución, consultoría, industria, biotecnología.En 2012 había 1309 empresas instaladas en el régimen de zonas francas, trabajaban 14.368 personas que recibían un salario promedio de US$ 2.300 al mes. De ese total, 60,5% era menor de 36 años.
En 2014 las zonas francas exportaron sus productos por 973 millones de dólares.
Las actividades desarrolladas en zonas francas representan 3,49% del PBI.
En 2008 se formó la Cámara de Zonas Francas del Uruguay.

¿Las leyes laborales del Uruguay chocan en algún caso con el régimen de zonas francas?
No peor ni mejor que a otra empresa del país. El 28% de las exportaciones del Uruguay, entre bienes y servicios salen de las zonas francas (cifras de 2016), y 34% de los servicios que exporta Uruguay, salen de zonas francas. De ese 34% son servicios mucho más calificado que el promedio de servicios del 66% que sale del resto del territorio nacional.
Entonces, las zonas francas demandan gente calificada para exportar servicios hacia el mundo. Eso es buenísimo, porque si no esos talentos quizá se estarían yendo del país, que es una gran dificultad que hemos tenido desde toda la vida. Eso ayuda a contener un problema económico y social del país, que es retener al capital humano.
Lo más importante hoy en el mundo no es el capital físico, no es tener un millón de dólares, al mundo en general le cuesta más conseguir gente capacitada para manejar un millón de dólares, que conseguirlo. Y a esa gente la podríamos estar perdiendo más si no existieran las zonas francas, que retienen a una parte de ese talento.
Creo que el Uruguay adolece de una rigidez laboral grave, que hay que corregirla para que no se pierdan empleos, porque puede ser que quienes tengan empleo estén mejor, pero cada vez van a ser más los que no tengan empleo.

¿En qué observa esa “rigidez”, por ejemplo?
La normativa laboral, la negociación colectiva. Hay que “aggiornarla”, modificarla, porque cuando hablamos de productividad no puede ser en un sector sino en la empresa.
¿Cómo se habla con los empleados de competitividad a nivel de sector con tu competencia sentada en la mesa? Hay que hacerlo a nivel de empresa, deberíamos atacar ese tema.
Si había un atraso en los salarios se corrigió en este período, etcétera. Yo no estoy en desacuerdo en que existe una negociación colectiva, pero podría ser una negociación colectiva que ataque los problemas que tiene que atacar, no solamente el salario real. Porque mantener el salario real cuando la productividad no crece, o cuando la productividad decrece, o cuando el mundo te deja de contratar porque sos caro en términos relativos… hoy somos 30% más caros que Argentina y Brasil. Entonces si somos caros, no hay que mantener el salario real, hay que bajarlo, si queremos que la gente no se quede sin trabajo.

Dicho así suena polémico
Sí, sí, recontra polémico, no digo que sea fácil, pero una de las cosas que Uruguay debe hacer pasa por ahí, sin ninguna duda.

“Trump tendrá un estilo controvertido, pero les está dando un incentivo a su economía, está acelerando la economía

¿Pero usted cree que hay espalda en el gobierno y dirigentes políticos para bajar el salario real? Nadie se imagina a un candidato saliendo a decir eso
Es probable, hasta que se vea en la tasa de desempleo, que hoy está en 8% y es muy alta. En Estados Unidos se ubica en 3%. ¿Cómo lo hicieron? Bajaron los impuestos, bajaron la carga del Estado, tienen una flexibilidad laboral inmensamente mayor a la nuestra, y ya están en 3 o 3,5% en la tasa de desempleo.
Tiene un boom económico que hace 70 años no tenía. Trump será lo que será, pero les está dando un incentivo a su economía, está calentando la economía. Creo que hay cosas que se podrían hacer para mejorar y dar mayor flexibilidad a los empresarios para que puedan contratar más gente, emplear más recursos, y no estar obsesionados con sacarse gente de arriba.

¿Usted siente que las empresas uruguayas quieren sacarse personal de encima?
Sí, dicen que cuanta menos gente tenga es mejor, porque es todo un problema. Eso es así y tiene que cambiar por el bien del país y de los empleados.

Volviendo a la situación de las zonas francas, ¿2018 ha sido un buen año?
Ha sido estable, no tengo cifras. Creo que ha sido bueno, y me sorprendería que no lo sea.

Quiere decir que no hay señales de un año muy positivo ni muy negativo
Mucho menos que extraordinariamente bueno. El mundo está complejo y el Uruguay está caro. Las empresas de zonas francas tienen que contratar recursos en Uruguay, y si Uruguay está caro su ecuación baja y sus márgenes bajan, entonces no creo que haya sido un año bueno para nadie.

En cuanto a 2019, ¿qué oportunidades y qué amenazas observa?
Lo que pasa en Uruguay, incluido en las zonas francas, es lo que pasa en el mundo, la región y un porcentaje chico de lo que pasa en Uruguay.
Hay que seguir de cerca la guerra comercial entre China y Estados Unidos, que puede pegarle al comercio internacional y a las zonas francas y el Uruguay en general. Hay que ver las tasas de referencia si siguen subiendo, y todo indica que sí, y, es más, están aguantadas, lo cual no es auspicioso para las inversiones.
Tenemos que ver qué pasa con Argentina y Brasil, que están en una situación delicada. Las estimaciones de crecimiento para Uruguay en 2019 son muy moderadas, no supera el 1%, es decir que hay estancamiento. No estoy viendo un boom en las zonas francas.

“Trump tendrá un estilo controvertido, pero les está dando un incentivo a su economía, está acelerando la economía”

En el próximo año hay elecciones y en marzo de 2020 cambia el gobierno. ¿Cree que en la oferta electoral hay quienes puedan llevar adelante algunos de los cambios que usted plantea como necesarios para el país?
Ojalá, no sé. Depende mucho de la seriedad y de la ética de los políticos que terminen liderando el país después de estas elecciones, que van a ser muy reñidas como aparenta, y que se van a necesitar acuerdos políticos relevantes en el Parlamento, y que esos políticos relevantes se pongan a pensar realmente en el país de largo plazo, a pensar en las cosas que tenemos que hacer para poder crecer. Porque si el país no crece no hay bienestar para repartir entre los ciudadanos, no se puede repartir lo que no hay.
Creo que todo país, para mejorar las condiciones de vida de su gente, tiene que estar en continuo crecimiento. Y para generar oportunidades de crecimiento y que el país vuelva a crecer en un escenario internacional bastante adverso, tenemos que hacer muchos de los deberes que nos van a dolor los cayos.
Te duele, pero hay que hacerlo.

“El Uruguay adolece de una rigidez laboral grave, que hay que corregirla para que no se pierdan empleos”

Por ejemplo, se habla de manera insistente de un ajuste fiscal
No sé si un ajuste fiscal, porque el país no aguanta un impuesto más. Si viene un ajuste fiscal debe venir por el lado del gasto. Tiene que venir por el lado del gasto, tendría que venir un ajuste fiscal por el lado de la seguridad social, ajuste por regulaciones laborales, tendría que venir una apertura comercial mucho mayor, despegarse del Mercosur y firmar TLC con países relevantes que compensarían lo que perderíamos por el Mercosur, y buscar mejorar la educación.
También mejorar la infraestructura para generar mano de obra a toda esa masa de personas que son más sustituibles y pueden llegar a perder su empleo por la automatización y tecnología.
A través del rubro de la construcción muchas de esas personas podrían llegar a ocuparse, algunos de ellos al menos.

¿Cómo evalúa la gestión del gobierno?
Prefiero no hacer comentarios políticos. Creo que ya comenté las cosas a mejorar

¿Qué fue lo mejor que hizo este gobierno?
Mantener ciertos equilibrios macroeconómicos y una imagen de país respetuoso de la seguridad jurídica y de las instituciones, es decir, un cierto cuidado por mantener al Uruguay en la posición de país serio que nos ha dado la calificación de grado inversor, tener las reservas que tenemos para el déficit que tenemos y vamos a seguir teniendo.
Ese tipo de cosas se han logrado, sin perjuicio de que hay para mejorar.

¿Y cuál fue el peor error del gobierno?
No es de este gobierno, pero fue un error no haber firmado un TLC con Estados Unidos. También fue un error no haber firmado uno con China. Habría que haber hecho lo que fuera para firmarlo, y si ello implicaba salir del Mercosur, había que salirse.

¿Qué tres medidas debería tomar el nuevo presidente?
Flexibilizar el mercado laboral, invertir mucho en educación y abrir la economía a través de la firma de TLC con países relevantes como China, Unión Europea, Estados Unidos, para empezar y hacerlo rápido y muy bien, y sin importar si debemos salir del Mercosur.

En cuanto a la educación, se ha invertido mucho dinero, ¿usted qué haría?
No es cuestión de mucha plata. No soy experto en educación, solo se que estamos mal y empeorando. Y creo que hay sistemas educativos incluso en Uruguay que demuestran ser exitosos administrando fondos privados en poblaciones muy carenciadas y son muy exitosos. Hay formas de hacer las cosas, hacerlas bien, simplemente hay que gestionar mejor.
El presupuesto del Uruguay es enorme con respecto a los que tuvo cualquiera de los gobiernos anteriores, y a cualquiera le hubiera encantado tenerlo. Con la recaudación que hay hoy, tiene que ser posible hacer cosas, porque somos la misma cantidad de gente, y tiene que ser posible no tener déficit, y hacer cambios relevantes gestionando mejor la salud, seguridad y educación.

¿Y cuál es el problema en común en esos temas?
Gestión.

¿Y por qué falta gestión, porque no se sabe, no se quiere o no se puede?
Porque es complejo, no es fácil. Hay muchos intereses que se deben arbitrar y manejar, y gestionar profesionalmente.
Las empresas públicas es otro ejemplo. Las empresas públicas son las más grandes del país, por lejos, y en la gestión deberían ser super profesionales, con los mejores gestores que haya en el país o en el extranjero, los tenemos que poner a gestionar estas.
¿Cuánto me sale el mejor gestor de salud que exista en el Uruguay? Bueno, hay que ponerlo a gestionar la salud pública, y después darle el apoyo político. No estoy dando soluciones, no soy facilista, no quiero simplificar los problemas. Creo que estas son cosas que Uruguay arrastra desde hace décadas, y hay que mejorar.
Llegó el momento en que, si no hacemos esos ajustes internos, no vamos a prosperar. Tampoco estoy hablando de privatizar, sino de mejorar la gestión. Puede ser competencia. ¿Cuánto mejoró el Banco de Seguros del Estado desde que se abrió a la competencia? ¿Cuánto mejoraron los seguros y cuánto más baratos son? Hay que ver esos ejemplos, porque se pone en competencia y todo se equilibra.
Te pones más eficiente cuando hay competencia, todos, los nuevos y los que están, y no estoy hablando de privatizar. Hoy, para mí como está diseñada la gestión, es perfectible.

¿Cree que hay personas capacitadas y dispuestas para asumir esa tarea?
Sin duda, ¿capacitada? Sí, y si no hay se trae de afuera. Es mucho más caro tener gente que está gestionando mal, que agarrar esos mismos fondos y poner a uno o dos que gestionen bien. Sobra la plata con el presupuesto que tiene el Estado. Lo que pasa es que hay que poner personas que sean competentes. Nada más. Y no estoy diciendo que la gente que lo hace ahora sea incompetente, que se entienda, digo que es perfectible, y que habrá más o menos competencia de acuerdo en qué lugar se mire en el Estado, que es gigantesco. Hay que entrar lugar por lugar para revisar la gestión en todas partes, y especialmente tal vez en la administración central.

FUENTE: https://www.empresasdeluruguay.com.uy